19 feb 2019
Albedo (17): desinencias
He visto una bandada de aves durante estos días alimentándose en los praos de alrededor de casa.
No parecen autóctonas. Son pequeñas, blancas, con el cuello alargado; aliméntandose en un pequeño césped cerca de la carbayera el viernes y hoy en ese prao inmenso enfrente de la gasolinera.
No sé cómo se llaman.
Leyendo a Helen Macdonald descubrí mi desconocimiento para nombrar la naturaleza que tengo alrededor. Al leer su libro fui consciente de mi imposibilidad para designar los arboles o los arbustos o los animales o los colores o los diferentes tipos de paisaje, piedras o relieves. Levantando la vista del libro y al mirar soy consciente de mi ineptitud no solo para nombrarlos sino también para entender su funcionamiento. La vida sin instrucciones de uso.
Se mueven despacio buscando con la cabeza agachada entre la hierba. Imagino que bajaban al Sur a pasar el invierno con las pirámides y las golondrinas en el Nilo y que quizás se han desorientado con el falso azul celeste de estos días alciónicos que vivimos de prestado.
Pequeñas e inmaculadas desinencias acompañando palabras-geografías que no les corresponden.
Saco el brazo por la ventanilla para sentir la luz. Hoy leía algo del poeta suicida diciendo que la única forma de escribir es cuando se ama. O al menos - agrego mentalmente mientras se alejan buscando comida- cuando a la raíz amar le ponemos todas las desinencias posibles. Como estas aves pequeñas y perdidas buscando comida, preguntándose dónde está el invierno del que deben huir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario