15 dic 2019

Albedo (21): Y

La vida es la infancia
y todo lo demás son anexos.

Y un resquicio de cartílago
y las virutas del ánimo
y las aceras sin asfaltar
y Mere, Dari y Maruja
y Precios Únicos en Asturias esquina con Donato Argüelles
y el azucarero rojo y el cuchillo amarillo
y la virgen hueca de todos
los borrachos del barrio
y la uña en las rendijas de la mesa
aplastando las migas y las palabras
y la prostituta triste
anacrónica a la transición
y La Cabila y los suburbios que precedieron
                            -litúrgicos
al desorden que merecen
los infinitos versos del mundo
                            -porque todos los poemas del mundo,
                             todos,
                             cabían en un cuerpo de ocho años de niño
y el cementerio
y el espacio tangible de vivos y muertos
que conectaba ambos
saludándose en las esquinas
de la panadería y el kiosco
y las mujeres del barrio
                           -como seres mitológicos
que apuntalaban las calles
y desbastaban los mundos
y las gafas torcidas
y un tapón metálico sin uso
que madre dejaba siempre en la mesa
como si fuera útil para reiniciar el mundo
en las mañanas más tristes de todas
y las colecciones incompletas
de las que nadie decía nada
pero que todos señalaban y proclamaban
                            -como demiurgos
"la vida así: cajas incompletas, cajas"
y espejos y gorriones en la cocina
y el mar en los pasillos
rompiendo entre la entrada y el salón
cayendo en una ola tímida
que bajaba cuatro pisos y Schultz
y moría en el Muro.

La vida es la infancia
y todo lo demás son anexos.


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