yo tenía un perro viejo
que me miraba desde la puerta
flores en la ventana
que silbaban al este
ciertos tejidos raros
un crepitar en los dedos y
un nudo parecido
al olvido
yo buscaba trenes
y confundía calendarios
con las aguas torpes
que insistentes
me cobijaban de junio
bajaba al mercado el sábado
coleccionaba monedas viejas,
cartulinas,
retratos y palabras
vaciaba mis dedos por
el mundo
callado a la espera de decirte
sabiendo que ya podía
marcharme tranquilo de esto
que la vida había
sido suficiente
Artemio Rulán. Cuaderno negro
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