28 dic 2008

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rafa cofiño lo[a]st pictures project




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27 dic 2008

Vista de Delft y fragmentos

Del libro "Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos" de John Berger (Ed. Blume).
(Gracias a Pedro por recuperármelo...)


Vista de Delft


En esa ciudad
al otro lado del océano
donde todo ha sido visto
y cuidan de los ladrillos como de gorriones
en esa ciudad como una carta de la familia
leída una y otra vez en un puerto,
en esa ciudad con su biblioteca de tejas
y sus calles recordadas por Johannes Vermeer
que dejó deudas al morir,
en esa ciudad al otro lado del océano
censada por los muertos
y donde no quedan habitaciones
porque la mirada de él las ocupa todas,
donde el cielo aguarda
las noticias de un pájaro
en esa ciudad que se vierte por los ojos
de los que partieron
allí
entre dos campanadas matutinas,
cuando se vende el pescado en la plaza
y en las paredes los mapas
muestran la profundidad del mar,
en esa ciudad
me estoy preparando para tu llegada.



Lo que más me reconcilia con mi propia muerte es la imagen de un lugar: un lugar en el que tus huesos y los míos sean sepultados, tirados, desenterrados juntos. Allí estarán desperdigados en confuso desorden. Una de tus costillas reposa contra mi cráneo. Un metacarpio de mi mano izquierda yace dentro de tu pelvis. (Como una flor, recostado mis costillas rotas, tu pecho.) Los cientos de huesos de nuestros pies, esparcidos contra la grava. No deja de ser extraño que esta imagen de nuestra proximidad, que no representa sino mero fosfato de calcio, me confiera un sentimiento de paz. Pero así es. Contigo puedo imaginar un lugar en donde ser fosfato de calcio es suficiente.

un tipo algo raro ...

antropobestias, dibujos de John Hurley



automatic for the people:

si tenue la transparencia y ciera inconsistencia que tienen algunas teclas, no es lo mismo ser automoatico que digital que en aquellas maquinas que crepitaban y donde los dedos hacian click click tac tac click a lescribir y se te quedaban los dedos clavados entre a la qwerty como si te quedara un trozo de alma o un troz de piel o un genital desavariado y uno escribia y consumia y el ánimo eran las lineas toricdas o las tintas que se escapaban aqui es todo tan perfecto que puede que hasta el jodido corrector ortografico thaga su papel sin pedir cuentas oor eso es un delirio y una grandez ade espirity escribir mal que no salgan bien las palabras o que no salgan como tendrían que sarli sin acentos o inclusas o malamente porque a fin de cuentas chingados ya todo está dicho ya todo lo dijo algun griego antes o alguna chilena suicida o algun borracho wn Washington Sq. el dia en que te dijeron lo de la sangre y a ifi nde cuenta mira lo mas importante es que aqui no importa mucho que te entiendan demasaido que pronunicies bien o mal o que seas perfecto o imperfeto porque lo que nos gusta más de todo con diferencia es que nos paguen una copa que nos lleven de la mano cerca de mar y nos esñalen alguna estrella y nos cuenten una de esas historias infiintas que te hacen pesan que puta madre estar aqui para esto y escrbir o contar y hablar hablar in esperar nada a cambio ya sin telefonos ni llamadas ni largas convesaciones ahora por fin uno aqui solo contra el mundo y esos agujeros grandes para que pasen tranvias y para que apse la plaz españa de maó y la plaza de no se que historia de barcelona y la plazya mayo de madrid y la plaza mayor de ese otro pueblo de la sierra y la plaza y las calles y los ríos y uan estructura sólida denostante donde las lextras van y viene ncomo hormiguitas fhuerfanas que no entiende nada y así Hurley dibjua contra el papel o fotografía la bellaez a que inene las manachas de las pareces, nacie caminará esta calle siguiendo el rastor de paredes desconchadas y tristes esas pareces otros hacen compras o fsitian familiares o llevan a los niños al cine lo nostoros caminamos hal cerro sigueindo la ruta de las pareces desconchadas y sucias esas que caeran o esas otras que durana maás que nosotros que sositnene amantes y besos y pelotas y juegos y pintadas y no hay amor isn espina o una noche puse tu nomnre a una calla o cómo gasoto pareds recordantoe y así esta imperfección de lo efimero laos dedos dcansados y una almohjdita suave sescribir sin mirar o una almoadita suave o simplmeente una dpedazo de cielo un pedzo de pan algo de vino par amirar el cielo y sentiros contentos y decir allá vamos más que slos pese a tooos contemporaneos oslos y ñoarantes pero alla vamos. segund acto.

26 dic 2008

Hokusai

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Gran ola en Kanagawa (de la serie de "Treinta y seis vistas del Monte Fuji")



Cerezo en flor y la luna.



Ah...flor de la mañana
hasta tú me abandonas

Basho



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Hombre mirando al Sudeste



Eliseo Subiela (1986)
Comentarios sobre la película en "El cine como excusa"

Ramtés : "La naturaleza [...] favorece más fácilmente un cambio de especie que un cambio de conciencia. Yo soy más racional que ustedes. Respondo racionalmente a los estímulos. Si alguien sufre, lo consuelo. Alguien me pide ayuda, se la doy. ¿Por qué entonces usted cree que estoy loco? Si alguien me mira, lo miro. Alguien me habla, lo escucho. Ustedes se han ido volviendo locos de a poco por no reconocer estos estímulos. Simplemente por haber ido ignorándolos. Alguien se muere, y ustedes lo dejan morir. Alguien pide ayuda, y ustedes miran para otro lado. Alguien tiene hambre y ustedes dilapidan lo que tienen. Alguien se muere de tristeza, y ustedes lo encierran para no verlo. Alguien que sistemáticamente adopta estas conductas, que camina entre las víctimas como si no estuvieran, podrá vestirse bien, podrá pagar sus impuestos, ir a misa, pero no me va a negar que esté enfermo. Su realidad es espantosa, doctor. ¿Por qué no dejan de una buena vez la hipocresía y buscan la locura de este lado, y se dejan de perseguir a los tristes, a los pobres de espíritu, a los que no compran porque no quieren, o porque no pueden, toda esta mierda que usted me vendería de muy buena gana? Si pudiera, claro..."

cita en Andanzas

23 dic 2008

Russian Ark

¿Y ustedes qué buscan?
¿La belleza o sus representaciones
?


Aleksandr Sokurov (2002)

Información técnica sobre el rodaje de la película

22 dic 2008

Drop a star (I)

Las estrellas también se desorientan. También sufren amnesia y se les nubla la ruta y entonces no todo es tan sencillo como mirar al cielo y consultar los libros y los grandes tratados.
Y no llegan ellas y tampoco llegan los que las siguen.

También hay estrellas contemporáneas, mínimas, cansadas, que obviando grandes rutas han decidido sumarse al exilio de lo cotidiano.
Esta mañana comencé a seguir una...








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21 dic 2008

Queen Christina

- What are you doing?
- I've been memorizing this room. In the future, in my memory, I shall live a great deal in this room.


el espejo en el espejo

Relato del libro de Michael Ende. El espejo en el espejo. Traducción Anton y Genoveva Dieterich


El hijo se había soñado alas bajo la experta dirección de su padre y maestro. Durante muchos años las había creado, pluma por pluma, músculo por músculo y huesecillo por huesecillo en largas horas de trabajo, de sueño, hasta que tomaron forma. Las había dejado crecer de sus omóplatos en la posición correcta (era especialmente difícil percibir con toda exactitud la propia espalda en sueños), y había aprendido poco a poco a moverlas adecuadamente. Había sido una dura prueba para su paciencia seguir practicando, hasta que tras interminables y vanos intentos fue por primera vez capaz de elevarse al aire por unos instantes. Pero luego cobró confianza en su obra, gracias a la benevolencia y severidad inquebrantables con que le guiaba su padre. Con el tiempo se había acostumbrado por completo a sus alas, las sentía como parte de su cuerpo, tanto que experimentaba en ellas dolor o bienestar. Al final había tenido que borrar de su memoria los años en que había estado sin ellas. Ahora era como si hubiese nacido con alas, como con sus ojos o manos. Estaba preparado.

No estaba en absoluto prohibido abandonar la ciudad-laberinto. Al contrario, quien lo lograba era mirado como un héroe, un bienaventurado y su leyenda era contada durante mucho tiempo. Pero eso sólo les estaba reservado a los dichosos. Las leyes a que estaban sometidos todos los habitantes del laberinto eran paradójicas, pero inmutables. Una de las más importantes decía: sólo quien abandona el laberinto puede ser dichoso, pero sólo quien es dichoso puede escapar de él.

Pero los dichosos eran raros en los milenios.
El que estaba dispuesto a intentarlo, tenía que someterse antes a una prueba. Si no la superaba, no era castigado él, sino su maestro, y el castigo era duro y cruel.

El rostro de su padre había estado muy serio cuando le dijo: “Esta clase de alas únicamente sostiene al que es ligero. Pero sólo hace ligero la felicidad.” Después había escudriñado largamente a su hijo y preguntado por fin:
–¿Eres feliz?
–Sí, padre, soy feliz –había sido su respuesta.


(seguir leyendo)


20 dic 2008

(XII) Saint German des Pres

(empezar a leer Gorrión de Vos)

Y subes al mundo entonces. Estás llegando poeta. Subes al mundo. Sumergido de nuevo en el gentío dejandote balancear de un lado a otro, sin posibilidades democráticas de escoger destino, haciendo el equilibrio, funambulista de rigor con la bolsa al hombro. Ciudadano del exilio. Y subís/subo despersonalizado y extraño pisás/piso de nuevo tierra firme y sentís naúseas y bajás/bajo, me apeo del barco subterráneo, arterias enterradas de París y descubro que los preparativos eran para otros y que ya el muelle está vacío y el confetti ajado y las serpentinas ahogadas de alcohol en los charcos. Y que ahora es todo demasiado rápido y han pasado años como si nada, como en la correspondance de hace media hora, como las señalizaciones del túnel.
Fue entonces izar el pecho en el Boulevar de Saint Germain, aspirar el aire de la noche y minúsculamente saberse de nuevo, oir murmullos, voces, el pálpito denso de las aceras, coches, esas risas que tanto cansan y esta nada en versículos and I want to see people and just bit my tongue. Levanté la vista y bordeé la iglesia - anacrónica pero perfecta en el corazón de esta ciudad- desprecié débilmente el Deux Magots sin ganas de golpear a esos grandes hijos de puta que jugaban a las letras. Me quedé apoyado en un poste, mirando la escena del interior, como un remedo discapacitado de Harry Haller, sentado en aquellas escaleras mirando las plantas y el linóleo y el equilibrio de una vida denegada.
Y ahora ya buscas por fin el cigarrillo. "ya estás en tierra, has llegado", pero misteriosamente te lo niegas al final, "en tierra de nadie mejor, piensas y aprietas el paquete en el bolsillo, mejor en tierra de nadie".
Una mujer vestida de blanco ha puesto una silla en la esquina de la empedrada placita. Sentada, mantiene un libro abierto en el regazo.
Lejano suena algo que podría ser Haendel, aunque no sabes porqué demonios piensas en el mar, en una ciudad atardeciendo desde La Pedrera y on the bean y en coleman hawkins.
Algún transeunte se detiene a charlar con ella, le susurran al oído, le dicen,. La mujer de blanco sonríe débilmente, sin mover ni un trazo de su cuerpo (el rostro de tiza, el pelo recogido en un pañuelo como de nácar ) y sopla sobre las hojas en blanco del libro, sin líneas de tinta , y un polvo inmaculado sacude la oscuridad de alrededor.
Y sentís, siento, estoy sintiendo lástima, una profunda e inconfundible lástima. Sientes, sientes, sientes
Evitas una fatiga ascendente y tomas, sin rumbo estudiado, apretando los cigarrillos, pero ya todo está en los libros, la rue Bonaparte.
¿Sabés?,
La noche se hacía extraña y nadie narrará tu paso cansado hacia el Sena, nadie ahora en los portales ni en los patios, ni gatos, ni almas en los zaguanes ardiendo y así, venga ahora, así te permites un silbido de exclamación o de precario júbilo, la dimensión del dolor y estos dos dedos que cruzan tranquilamente el pecho y se clavan ahí. Y sientes, sientes, sientes, esta nueva dimensión de dolor que no te han explicado en ningún sitio. Ajustas los precios, el retuerto en la boca, el ladrillo negro en el estómago. Pero lo dejas todo para luego. Haces, como jugando, vuestra lista de preferencias y verbos y priorizas: fumar, vomitar, silbar, llorar, besar y haces trampa, ah cumpa, das el irregular por hecho aunque bien sería inamovible en posiciones.
Y así, jugando letras, encaras el Quai Malaquais y respirás hondo y sin querer, es tanto esto ahí dentro, el barullo en la herida, esa estirpe inamovible de sentidos que podrías darles forma y venderlas en puestecitos trashumantes, es tanto todo, las dos orillas pero nosotros ahí en medio, en vilo que sonreis. Sonrio.
Con todo sonreís. Cabeza de Vaca. Habés llegado. Iguazú, Iguazú, para verlo has nacido con ojos en la cara. Todo lo que venga a partir de ahora te será dado de regalo.
¿Entendés ahora?
Ahí está. El Pont des Arts nace del río justo a la altura de tu pecho.





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18 dic 2008

Instrucciones para llorar

Julio Cortázar. Manual de Instrucciones. Historias de Cronopios y Famas

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.


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17 dic 2008

the long dark blues

cuando presentamos el libro de la ñoaranza de artemio rulán, tuvimos la suerte de que ntmtk nos cediera algunas fotos preciosas para el video de la presentación
esta es una serie que ha colgado recientemente bajo el título "the long dark blues", enmarcadas por el siguiente texto

"I had a boyfriend that didn´t make love to me often for almost three years / I loved him and I hated him / He left me three times because he three times wanted to come back with me / He lied to me / I hated him again but still loved him / All I wanted from him was his love / All I wanted from him was his love / How much of an idiot do you have is something you can answer yourself by your way of loving someone having nothing back "


serie completa
deliciosa

v

16 dic 2008

Aquel silencio

Gloria Fuertes. Ni tiro, ni veneno, ni navaja.
Obras incompletas. Catedra.


Cuántas veces Dios se acordará
de aquel Silencio de antes,
de aquel silencio que hubo que ni Dios aguantaba,
-el silencio culpable de que estemos ahora-,
cuando perdió su calma y arañando la tierra cogió barro y nos hizo,
y se acabó el silencio
y empezó el alarido
sólo a veces variado por un piar muy leve
cuando amamos dormidos




M

15 dic 2008

Sequera/ Sequía

Abril 2008.
Poema de Andreu Segura



A Olatz Garin, que te la meitat d’anys
i de quilos, però el doble d’interès.

Somni de pluja
benigna que cau
sobre els camps
i s’endinsa a la terra
fins amarar-la tota.


El creuat cavaller
desmunta i corre
fins aixoplugar-se
sota l’ample ampit
de la vella església.


Remor de l’aigua
riu avall. Espetec
dels còdols enmig
del corrent. Aquella
olor de terra molla
que eixampla els
pulmons i et pica
al nas. Et despertes
i s’ha esvaït el miratge.


No es veu ni un núvol
dalt del cel. Tampoc no
hi ha rastre de Sant Jordi.


A la taula rodona els
senyors remuguen. I al
parlament es fan retrets.
La gent malfia i no sap
ben bé què
és el que més convé
a tots. Encara pitjor,
no te clar què vol dir
millor per a tothom.


Té, ara es posa a ploure;
vés, que l’aigua no se’n
dugui les paraules.


(en castellano)


n

como dos gotas de agua

13 de diciembre. 17:15

13 de diciembre.17:33


v

13 dic 2008

the dark night of the soul



Words by San Juan de la Cruz; arranged and adapted by Loreena McKennitt

Music by Loreena McKennitt


Upon a darkened night
the flame of love was burning in my breast
And by a lantern bright
I fled my house while all in quiet rest

Shrouded by the night
And by the secret stair I quickly fled
The veil concealed my eyes
while all within lay quiet as the dead

CHORUS
Oh night thou was my guide
of night more loving than the rising sun
Oh night that joined the lover
to the beloved one
transforming each of them into the other

Upon that misty night
in secrecy, beyond such mortal sight
Without a guide or light
than that which burned so deeply in my heart
That fire t'was led me on
and shone more bright than of the midday sun
To where he waited still
it was a place where no one else could come

CHORUS

Within my pounding heart
which kept itself entirely for him
He fell into his sleep
beneath the cedars all my love I gave
From o'er the fortress walls
the wind would his hair against his brow
And with its smoothest hand
caressed my every sense it would allow

CHORUS

I lost myself to him
and laid my face upon my lover's breast
And care and grief grew dim
as in the morning's mist became the light
There they dimmed amongst the lilies fair
there they dimmed amongst the lilies fair
there they dimmed amongst the lilies fair

(XI) Saint Michel

(leer Gorrión de Vos desde el principio)


Y mufa. SAINT MICHEL a estas horas es un bullicio continuo. Intercambio cultural, poroso y táctil. Dos convoys que se cruzan. Treinta segundos, menos, antes de recorrer caminos bien contrarios, fugas opuestas. En el vagón de enfrente, más tenue la iluminación y con menos movimiento, se produce el mismo rito: entrar salir reir llorar. Recogida de bultos, convocar a los más pequeños y a los despistados. Vagón fenotipo periferia, alejándose del centro, dirección suburbio.
En la ventana de aquel vagón hay una muchacha recostada. Dibujada la silueta de su rostro de forma extraña contra un fondo amarillo. Inconsistencia de Modigliani. Difuminada. La frente con algo de pelo alborotado que le cae a los ojos. El puente, la línea frágil en pendiente, su nariz; el techo de los labios y éstos, entreabiertos, ausente como en un verso a medias; la barbilla perdida en una maraña de dedos que la aprisionan. Y perderse desde mi posición en ese perfil y ella misteriosamente se vuelve como leyendo pensamientos y cruzarse las dos miradas y saberse -sin lenguas de fuego, sin derrotas geográficas, imposibles las fronteras- y saberse cansados, fundamentalmente solidarios en ese cansancio, con ganas de inscribirse en alguna parte, hacer una memoria, convertirnos en trepas publicadores en alguna monografía, levantar una peana a ese trascendental cansancio, al resoplido compartido, a ese quéputanomás y así quedarnos: los ojos clavados, enganchados, sin movernos, pero enganchadas las miradas, la salida de Saint Michel y no volver atrás, ella al norte, yo al sur, saber que no nos veremos nunca de nuevo, nunca de nuevo, pero sabernos afines, contemporáneos.
Y mufa, el vagón mufa y arranca.

¿Qué paso entonces? Fue volverse con cierto asco, con una remota rabia que no sabés de dónde, un nudo en el estómago, los putos kibbutzs del deseo, las palmas sudando, un resentimiento en todo. Y descuidás entonces Oliveira. Os ponés nervioso, perdés coraje. Va demasiado rápido el metro, los indicadores del túnel aturden como cometas de tercera división sin cola autorizada, como ángeles sin alas. Y sentís lástima, extraña e irremediable lástima, eso que allá arriba, los que pasean los boulevares pillados del brazo y planean y viven, llaman ponerse víctima o ponerse triste, sentís extraña e irremediable lástima, considerás las alas -esa reincidente metáfora- os mirás la espalda pero andá doblada, sin plumas ni halos, sólo vestigios de aire. Descubrís en un preciso instante que todos nos torcemos hacia la derecha al entrar en la estación, que el Nolotil no es un paraiso al alcance de la mano en la mesilla, que ya has subido niveles de mnemonics en sangre y que ya vale, y que los paraisos son prosas infames, que nos quedaremos siempre, y ahora aquí, metiendo codo en el vagón, siempre es siempre, que nos quedaremos siempre en los suburbios del viento, en los puertos tristes, ya no pastor de lluvia, ya no ñoarante de estrellas, nos quedaremos en los dominios difusos - y sonreís amargo Traveler al leerme esto. Y sentís una profunda lástima de vos -eso que los olorosos y felices de compras allá arriba dicen jugar a víctimas- y sentís profunda lástima de vos, primero de vos, y luego de la vieja despidiéndose de su hermana, no sabía que era la última vez que se verían, abrazadas como niñas, besándose como periquitos en los labios. Y os tiembla verbofacil de mierda ese don de la palabra, tiemblan las ideas y el mundo es un temblor y cambia cada cien metros y rezas bajito haciendo peces contra la americana de este joven emprendedor que te mira como a un loco pulcro y feliz hijo de puta le dices al oido y rezas bajito para que la puerta se abra de una puta vez y no podés murmurar ni contaros más historias porque os viene todo de golpe y entonces no sabés nada o acaso lo sabés todo y es como follar muy duro sin decir una palabra como follar en silencio con los ojos muy abiertos pero sin pensar en follar y entonces no sabés nada o acaso lo sabés todo o acaso sea lo mismo o lo mismo todo es igual y la puerta rezás para que se abra y tenés ganas de fumar y de llorar pero no hay ladrillos negros bastantes ni perros ahogados suficientes para esta rabia y para estas ganas de salir y conquistar varias calles para ponerles tu nombre y tenés ganas de gritar de mentar algo de putear hagiografías y blasfemar y así al final un puto dios vestido de funcionario abre las puertas y como soldado que huye desembarcas en estado lamentable, con la guerra perdida antes de empezar, con convicción intensa de rendido desembarcas en SAINT GERMAN DES PRES


i

Soldado que huye



En Cuatro Caminos suelo siempre llorar. Como un guaje perdido en la escalera 12 al que no ha llegado nadie a buscar en esos días infames agosto bandera amarilla repletos de gente en la playa. Siempre tengo que amagar con la búsqueda de algo insospechado en la mochila o rascarme las gafas o ceder asiento y mover las piernas o levantar el libro hasta los parietales o sacudir fantasmas y ausencias y esta vocación impuesta de poeta de funerales y de exilios y de labios no cedidos. El 11 de este mes leyendo poemas de Laura, la fuga fue tan grande que tuve que bajarme y salir a la calle a tomar aire, fumarme cartones y despedirme para siempre, para siempre, del Madriz de este año.

Soldado que huye, imprescindible libro de Laura Casielles en Colección Hesperya de Poesía.


Resulta imprescindible sobre todo
no establecer rutinas
que puedan revelarse dolorosas en ausencia,
usar el teléfono sólo a horas dispersas
tragar siempre las espinas y saltar.

Resulta recomendable además
recoger el propio olor antes de irse
pero nunca la mesa.

Resulta de otra parte muy nocivo
dejarse las entrañas,
confesar las heridas,
romperse en sangre.

Resulta imprescindibles sobre todo
quitar alambradas de los bordes:
cerrar el paso a la posibilidad
de no querer huir

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"No bajarás dos veces
al mismo río; no se puede
navegar segunda
vez las mismas aguas"

No me hagas esto, Heráclito, no juegues.
Que dos cursos más tarde llega Nietzsche,
y eternos los retornos que nos cuente,
einmal ist keinmal dice
y no hay manera

Una vez es
ninguna vez, en esta tierra


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Todo el mundo vivió
aquel horror primero
que algunos inconscientes
se obstinan en seguir
llamando paraíso

Luis Alberto de Cuenca


Como tener de pronto nostalgia
de un momento
que no fue feliz nunca
o insistir
en que este barco navega.

Las tardes de pequeños
- pero llovía en el parque
y no había gente-
las noches repetidas,
soñarte y luego ver.

El amor y la infancia
y toda la fatiga
de fingir
que este dolor
es bello




L

12 dic 2008

Hasta el infinito...

"Hasta el infinito y más allá..."
Buzz Lightyear



Que venga el poeta

León Felipe, 1949.


Que venga el poeta.
Y me trajisteis aquí para contar las estrellas,
para bañarme en el río y para hacer dibujos en la arena.

Éste era el contrato.
Y ahora me habéis puesto a construir cepos y candados,
a cargar un fusil y a escribir en la oficina de un juzgado.

Me trajisteis aquí para cantar en unas bodas
y me habéis puesto a llorar junto a una fosa.


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10 dic 2008

3 años

El humo acunado entre los dedos y un puñadito de arena entre los brazos, este saco de barro humilde que se enrosca y sube y trepa y mira con esos ojos grandes y perfectos y me dice por las mañanas mirando la ventana: "¿Hay lobos ahí fuera? No tengas miedo. Yo estoy aquí"

9 dic 2008

Madriz

Has hecho una elección correcta. No basta con domarme el crespón del pelo, dibujar en mi espalda o leerme ciertos textos para que me duerma. De joven solía tomar siempre trenes equivocados en direcciones equivocadas. Aposta. Dormía intranquilo luego semanas recordando cómo silbaban y pensando que cada silbido era una forma en que ciertos animales nocturnos murmuraban mi nombre, invitándome a ponerme en camino. ¿Siguen silbando los trenes en las estaciones?
El mayor recuerdo ahora es el día en que me enseñaste aquel patio de tu casa; el que se veía desde tu habitación, al que daba la ventana de tu habitación. Un patio lleno de luz de verano y hendido de trastos, perplejo, equivocado de forma y arquitecturas. Lleno de cosas inútiles y prescindibles. Tu señalabas todo con dedos de cangrejo quitándole importancia a lo que obviamente -vigas, restos, desperfectos, no sé si restos de naufragios- no era bello. Sólo la persiana que destilaba luz era bella. Yo pensaba: "esto soy yo". Ese barullo de maderas y cables soy yo.
Unos meses después, descubrí la alegría y la tristeza que producen ciertos indicadores en las carreteras. Y los sitios a los que nunca se debe volver.
Suelo bajar al metro. Como un juego recurrente. Sin destino fijo. Para hacer tiempo y jugar imitando a mis mayores. El 11 de octubre me comí el metro. Me gusta ir a beber en ese bar triste en la correspondance de la 1 con la 9 en plaza de castilla. Hice buenas migas con algún camarero que me gestiona una esquina para fumar. Mascamos allí ciertas hierbas para combatir la tristeza. Acumulo afiches y compro objetos desencantados en esas tiendas tristes donde compra y vende gente extraña. A dos mil metros bajo tierra. Una especie de minería de las emociones. Los últimos mineros sentimentales de piezas en extinción. Arriba la gente pasea, compra, ríe, obvia. Abajo excavamos en la imperfección de ciertas emociones. Colecciono objetos que luego envío sin remite a Tepanahuori, para que Fina se pase meses en su tienda tratando de entender qué es aquello o para que Tito blasfeme y se cague en mi puta madre o para que te lleven a casa imperdibles sucios y botones ya que palabras no te llegan.
De Ríos Rosas tengo una anécdota curiosa. Una muchacha argentina hablaba con una amiga. Levantó la cabeza y miró a este viejo miope que cabeceaba enfrente. Me sonrío dulce y sin mediar más presentaciones me extendió las dos palmas de sus manos. Anticipó a Yannis Ritsos y con una dulzura inaudita me dijo "Mirá, ¿ves?. Son totalmente transparentes, si mirás acá podés ver el rostro triste con el que golpeas las curvas. Si incluso querés tiraros en ellas, porque por unos segundos son vuestras, tomá, podés suicidaros en vuestros propios brazos". Subiendo luego a la calle, sentado en una escalera escribí Seis Años. Antes de darle las gracias por las manos le conté otra historia misteriosa: la del hombre que había viajado tres mil kilómetros de norte a sur con una mancha de mar en el cuerpo. El hombro salado para darle de beber a una mujer. Ella le había dicho que no. Que en ese mismo momento no tenía mucha sed.



Artemio Rulán. De las Cartas a Florentina Resteiro

8 dic 2008

Ramiro de Undabeytia

A Mafalda. Mezzotinta.


Bic, bic, bic. Mezzotinta.


Llámame. Mezzotinta




df

7 dic 2008

II

Javier Vela. Tiempo adentro.
Editorial El Acantilado


Porque los nombres mueren pero dejan
memoria de los cuerpos que habitaron,

qué guardo yo de ti sino tú misma.



,

3 dic 2008

nada




Para qué, para quién
es esta larga espera,
si nadie se encuentra en la estación del agua,
sino la sola certeza del olvido.

Nada que valga la pena
o la alegría
de haber sido.

Nada
por lo que preocuparse.


Ignacio González del Rey

2 dic 2008

nada



no es fácil aprender a manejar la nada esta profesión que no enseñan en ningún sitio ni pagan simposiums ni financian los de la industria ni los de la contraindustria ni popes ni poppers ni los vanos seguros de sí esos que no pasan miedo ni tienen sed ni tienen sangre

no es sencillo este resto del viento, signos, señas finitas, ciertas agujas e impercepciones y esa miopía congénita y terca para tanto de tanto de nada

ni manejarse con el contorno intenso de los días ni el dolor de los edificios gastados ni el deseo en gacelas inflamadas ni los cuerpos un resuello herido ni ese diccionario de verbos ausentes ni declinaciones con sufijo en nada

ni nada
ni abordar ciertas pistas huecas en el camino de casa
ni perderse ni encontrarse ni buscar ni pedir pistas
ni abusar de los años como termitas gastadas en sabios ceniceros
ni ejercicios de recuerdo que flaquean y vencen las sienes
nieve en la nada del verbo

ni esa nada de mar pese a tenerlo ahí
ahí enfrente tan entero de golpe creciente
justo a la altura del pecho
este
mirá
justo a esta altura que bombea
nada de nada
hasta la nada de vos


Artemio Rulán. Cuaderno negro

1 dic 2008

Sunt lacrimae rerum (..et mentem mortalia tangunt)

Poema de Andrés Segura. Solstici d’hivern (boreal) 2008

A Carlos y Concha


Añoro los versos de Vinyoli
“lloran las cosas, llora el tiempo”
cuando el solsticio se acerca.

El espanto que deja en la mente
sentir cercana la muerte, tangente,
como decía Virgilio mucho antes.

Ocurre, a veces, que se va
sin quedarse y las lágrimas
entonces despejan la mirada.

Este solsticio tiene un aire andaluz
y la sonrisa burlona del amigo
que le ha visto las orejas al lobo.

El perfume de una rama de romero
arrancada al vuelo, mientras trota
por el campo a lomos de una Estrella

Aquellas ganas de vivir que nacen
de muy adentro y con fuerza fluyen
como se eleva una hiedra tenaz.

Los proyectos son solo el andamio
por donde la vida crece; no es poco
pero casi nada sin el primer impulso.

Hasta las hiedras más resistentes
necesitan, alguna vez, del jardinero
que se cuida del abono y el agua.

“Ayudémonos los unos a los otros
con paciencia, buen vino, moderación
para no caer en el abismo”

.

Waltz with Bashir



Uff. No pensamos o no volvemos a pensar en algunas cosas. Lo verdaderamente real. Lo que verdaderamente tendría que hacernos sentir desde la mañana a la noche. ¿podrán los contemporáneos cambiar el curso de la historia?¿lo han conseguido?¿lo conseguirás?¿te unirás a nosotros?
Vamos.
(bellísima y dolorosa película de Ari Folman)

29 nov 2008

Orígenes (III)




Vengo de una familia de planchadoras riojanas y de comerciantes de telas andaluces, de pastores y contadoras de cuentos asturianas, de gorriones y de ebanistas de las faldas del Sueve.
De narradores de sueños y de abstemios, de emigrantes, marineros y de borrachos heridos que perdieron sus alas, de madres de familia numerosa, de obreros de barrio y de caballeros cubiertos ante el rey, de poetas y de locos, de constructoras de buhardillas y de porteros de clubs para ricos, de carpinteros en madreñas y de ancianas que eran niñas y de niñas que eran ancianas.
El último de los ebanistas de esta estirpe, el que me da nombre y apellido, acaba de quedar segundo en el concurso que hace unas semanas se desarrolló en la Muestra del Mueble y en la Madera del Oriente de Asturias.
Con tallas en madera de mujeres y hombres asturianos, de gaiteros y castañeras.
Míticu.


27 nov 2008

Presentación del libro de Laura Casielles


Laura, contemporánea y una de las personas entusiastas que ha hecho posible que Contemporáneos se siga escribiendo poquito a poco.
Enhorabuena a Laura y enhorabuena a Hesperya. Os leemos

"Cada vez que decido quedarme
ocurren
una tormenta un despropósito un olvido
un desamor; y vuelvo
a estar en los andenes de otra parte
con las maletas llenas
de ceniza"

Laura Casielles. Soldado que huye
Colección Hesperya de Poesía

25 nov 2008

5 encuentro de las artes y culturas

Mañana hablamos sobre ñoaranza, Artemio Rulán y Sahara
en el 5 encuentro de las artes y culturas organizado por el Colegio Inmaculada


Tan cerca, tan lejos


Siempre habíamos sido colegios rivales. Nosotros subíamos hacia los barrios y ellos bajaban al centro. Nosotros íbamos desastrados por dentro y por fuera, descosidos galopando al sur. Ellos iban impecables bajando al norte del mapa de la ciudad. Ellos, además las tenían a ellas. Nosotros sólo nos teníamos a nosotros. Y ellas les adoraban, dios, les adoraban: deportistas, sonrientes, olorosos, inmaculados.
El padre de un colega nos decía que aprovecháramos, que cuando empiezas a cumplir años las mujeres empiezan a mirar a través de ti como si fueras perfectamente transparente. Mierda de consejo. A nosotros ya nos miraban así con quince años. Y para seguir los quince y los quince siguientes.
Pero sobre todo, y esto era lo más grave, ellos la tenían a ella.
Con un flequillo perfecto y unas ojeras de escándalo. Callada. Sonriente. En cinco años sólo se cruzó una mirada con la mía. Y fue por un profuso error. Fijo. Seguro que quería mirar a otro sitio y se encontró con esto miope que no sabía cómo cerrar la boca y dejar de moverse en todos los ejes de su cuerpo puberiano. Pisándose la gabardina vieja del abuelo y las gafas de morrissey y basculando la carpeta remendada de poemas tristes.
El día que nos explicaron en biología el ciclo hormonal femenino y el eje hipotalamo-hipofisario-gonadal me di cuenta que estaba profundamente enamorado. Y que había firmado mi sentencia de muerte el profesor aquel, mientras dibujaba estrógenos y químicas en el encerado. Al regresar hacia casa la observé. Ese cuerpo que me cruzaba todos los días, con el asombro de cómo tal levedad podría sostener esa arquitectura de humores y células. Esa belleza compleja moviendo así el mundo. A dónde fugarían todas las flechitas y los feed-back y qué rincón me dejaría entre tanta sangre va y tanta sangre viene para recostar mi cabeza y dejarme dormir allí a su lado por el resto de sus días. Días contados porque el corazón me refreía el paladar y queríamorirmeperoya para evitar tanta estupidez.
Algún día, pensaba de aquella, me invitarán a tu colegio. Me subiré a una mesa en ese estrado. Abriré un libro y leeré en voz alta un poema. Lo leeré en voz alta para todos. No me importa si tiembla la voz o se agitan las manos o si las gafas hacen piruetas en el dorso nasal. Lo leeré en voz alta para todos, pero tu sabrás, y yo sabré, que el poema es sólo para ti. Y al acabar tu dirás bajito para tus labios: "ah, claro, era ésto" y yo sin haberte escuchado pero sabiendo que lo dirías, pronunciaré bajito para mi y para tus labios "claro, lo ves, era ésto. No era tan complicado".
Han pasado casi 25 años. Al final no ha sido tanto tiempo. La espera merece la pena. Ya te dije que lo conseguiría.


Artemio Rulán. Cuaderno blanco

herencia

yo tenía un perro viejo
que me miraba desde la puerta
flores en la ventana
que silbaban al este
ciertos tejidos raros
un crepitar en los dedos y
un nudo parecido
al olvido

yo buscaba trenes
y confundía calendarios
con las aguas torpes
que insistentes
me cobijaban de junio

bajaba al mercado el sábado
coleccionaba monedas viejas,
cartulinas,
retratos y palabras

vaciaba mis dedos por
el mundo
callado a la espera de decirte
sabiendo que ya podía
marcharme tranquilo de esto
que la vida había
sido suficiente


Artemio Rulán. Cuaderno negro

24 nov 2008

Acrobats




"¿Has sentido miedo alguna vez?¿te has sentido sola?¿te has sentido débil?¿has tenido que volver a recordar como se reza de nuevo o a olvidar cómo lo hacias - es lo mismo- por tener miedo y sentirte enferma, sola o débil?¿piensas que es posible sentirse así rodeada de trece millones de personas?¿y de tres millones?¿y de mil quinientas?¿has tenido ganas de decir algo sabiendo que nadie va a entenderte?¿has sentido lo que es comunicar algo y que por fin haya alguien que te haya entendido?y si lo has hecho ¿luego qué?"

Elegimos Rulán y yo Acrobats con una clara vocación de juego de palabras. Suponiendo que íbamos a encontrar a nuestros homónimos funambulistas en el laberinto de Tokio. Un presupuesto de 12.000 euros para rodar por las calles japonesas y contar tres historias de niños y niñas adultos, desorientados y torpes. La importancia de ciertas luces o el paso de ciertos acontecimientos, perderse en el metro, buscar, mirar directamente a los ojos, esperar que te digan algo y el silencio sólo o bajar al río o la importancia -otra vez de nuevo, los pensamientos en paralelo- de que a veces sólo resta ponerse en cuclillas a llorar (la mujer kazajastana de ayer, la muchacha japonesa de hoy). Las historias de tres niños desorientados y torpes con los que no se tomaron copas ni salieron de fiesta Murray ni la Johansson en Lost in translation. Nítida. Brillante. Hermosa. Una niña con los brazos en cruz encima de una bicicleta. Sólo un gesto así será el estrictamente necesario e imprescindible para despegar la tierra del cielo y colarnos por esa hendidura de luz y escapar. Y escapar.

23 nov 2008

tulpan


Tulpan es el nombre de una muchacha y de una flor. Y la historia de un marinero con las orejas grandes y demasiado desabrochadas que tiene el sueño de hacerse pastor. Y que lleva su sueño, como los marineros kajos, dibujado en el cuello de su uniforme de marinero. Y el sueño es vivir en una yurta y tener camellos y un rebaño de ovejas y dormir bajo un cielo de estrellas con esa muchacha y con esa flor lo que le quede de vida.
En el Festival, el director presentaba la película ironizando sobre el no-uso en las escenas de ningún tipo de efecto especial ni de imaginería electrónica. Todo era real. "Todo lo que van a ver es real". El mundo real de los que viven ahí fuera. De los que mayoritariamente viven en el mundo.
Tulpan es una historia de un niño que galopa la estepa en un caballo imaginario, de niñas que se rebelan contra el mundo cantando canciones inagotables y de niños enganchados a la radio para cambiar el curso de los días. De una mujer que llora por su hermano y que llorando por él también llora por ella. De hombres de tierra. De nacimientos y de despedidas. De familias que viajan siguiendo rebaños y pastos y las direcciones del viento y que abandonan tierras siguiendo el camino que ya contaba Zagajewski hablando de otros hombres y mujeres iguales. Hermanos también, contemporáneos, recostados tomando el té y comiendo el pan de nuestros hermanos saharauis treinta años en el exilio.
(Ahora que tenemos años y nos hemos hecho impermeables y nos han robado la navidad menos mal que todavía nos queda cine y cine para seguir emocionándonos y soñando).

bólido

Roberto Bolaño. Los perros románticos


El automóvil negro desaparece
en la curva del ser. Yo
aparezco en la explanada:
todos van a fallecer, dice el viejo
que se apoya en la fachada.
No me cuentes más historias
mi camino es el camino
de la nieve, no del parecer
más alto, más guapo, mejor.
Murió Beltrán Morales,
o eso dicen, murió
Juan Luis Martínez,
Rodrigo Lira se suicidó.
Murió Philip K. Dick
y ya sólo necesitamos
lo estrictamente necesario.
Ven, métete en mi cama.
Acariciémonos toda la noche
del ser y de su negro coche.


.

20 nov 2008

Cada cien metros el mundo cambia, decía Florita Almada. Eso de que hay lugares que son iguales a otros es mentira. El mundo es como un temblor

Roberto Bolaño, 2666


19 nov 2008

39 palabras (III)

39 palabras (I)
39 palabras (II)


Los textos inéditos, no publicados completamente, de la época que Artemio Rulán vivió en Queens probablemente son los más trascendentes de toda su literatura. Quizás no sea afortunado hablar de literatura. Una crítica muy reciente del libro (“La ñoaranza de Artemio Rulán") hace hincapié en sus frases finales sobre este mismo punto: “No sabemos si es literatura, ficción o actividad intelectiva”. Acertadamente nosotros tampoco sabemos, ni sabremos nunca con certeza, cuánto de literatura o cuánto de realidad hay detrás de todas las marañas de letras del autor. Y sinceramente pienso y le insisto - y como la autora de la crítica escribía mucho mejor - a nosotros no nos hace falta tampoco saberlo. Al final las afinidades con el autor (contemporáneo también si él me permite robar esa denominación tan hermosa) me ha hecho prescindir de entonar recomendaciones y críticas y ceñirme más al terreno de la amistad de alguien con quien compartí tardes en Washington Sq. y cigarritos en los peldaños de la John Gibson Gallery.
Descubrí los textos de NY de soslayo, reenviados por un amigo común de un amigo común que también había coincidido con Rulán cuando vivía con la camarera que menciona en una de sus historias. Yo pasee aquellas calles y desayuné y cené en el hooperiano café donde era halcón habitual. También acompañé al autor del libro recopilatorio de la ñoaranza, a Rafa Cofiño, a recorrer esas mismas calles hace unos quince días, en un viaje relámpago, suicida decía él, cuando vino a buscar esos lugares, tomando notas y sobre todo a realizar el “sagrado encargo” de despedir a una moleskine amarilla que contenía algunas de las últimas anotaciones sobre la vida de Rulán. Moleskine épica que tras una noche de borrachera arrojamos en las procelosas aguas del Hudson para mayor asombro de los peces que jamás habían bebido letras más hermosas y para mayor asombro del océano que fue el encargado de hacerla desaparecer en su promiscuo vientre.
Tengo varias hipótesis de cómo y porqué fueron escritos estos textos neoyorquinos. Todas ellas encajan y mantienen coherencia con la famosa apuesta que hizo en Tepanahuori para acercarse a Florentina Resteiro. No desvelaré el desenlace de la apuesta. Sólo reseñar que no es cierto que Dña. Florentina guardara silencio durante todo este tiempo. Probablemente la que mejor hablara y mejor se explicara durante esos años de separación fue ella. El problema fue una lectura errónea, una asimetría de códigos y quizás un empeño de Artemio de solo leer cómo el escribía y no de leer como otros, ella, escribían. Una empecinada miopía sentimental diríamos.
Bueno. La principal hipótesis de la belleza –en mi modesta e imparcial opinión- de esos textos de la época de Queens es que se trataban de cartas. Durante aquellos años Rulán guardo decenas de cartas que nunca llegó a enviar a Florentina en Tepanahuori. Las cartas, me comentaba, comían literalmente las habitaciones. Las escribía de día volteando los barrios, anticipándose a su proyecto de ñoarandanza y a un personaje que posteriormente exprimirían Auster o Pamuk en verdaderos plagios del gringo y el turco. Bien. Escribía las cartas de día decidido a mandarlas al buzón. Pero llegado al buzón se comía los nudillos y volvía con los bolsillos del abrigo negro y roído lleno de letras. Pasaba hambre y tenía frío. De eso doy fe. En casa se sentaba, alineaba las hojas en la mesa y tomaba un poco de pintura blanca corrigiendo y disimulando letras que delataran que las cartas eran cartas y que las personas eran personas y que los sentimientos eran sentimientos. Borraba frases y sílabas, nombres, señas, direcciones o palabras que lo pudieran identificar como un obsesivo epistolar, jugador perdido que no perdedor. Claro, borrar demasiadas líneas y frases hacían perder el sentido original de la lectura pero daban una profunda transparencia, una leve melancolía a los textos. Pese a no entenderse nada. Porque yo no entiendo nada por más que releo, pero en cada lectura me conmuevo todavía más que en la anterior. Y miren, más aún, lo más significativo, al borrar se iban inventando formas y palabras que antes, la carta original, no había tenido.
En un desliz de la pintura blanca, tapando, descubriendo más de lo que debía, nació, este es el verdadero origen, la verdadera génesis, nació una mañana a finales de junio, con el patio y los tejados rotos atravesados de gorriones gringos, nació la palabra ñoaranza. Esa misma mañana Artemio, desconsolado, con más agujeros que las nubes en otoño, empezó a notar los primeros síntomas de su enfermedad.


Lorenzo Cefonte. Periodista del Queens Cult Magazine. Grabación extraida del proyecto "Las otras historias de Artemio Rulán"


18 nov 2008

Orígenes (II): saltar



El 10 de octubre me vino la imagen de la rayuela, el cascayu.
Caminamos con necesidad ciertas líneas que han de ser definidas, Previas instrucciones. Es necesario marcar, rayar bien el suelo, atinar con la piedra y conocer el orden de los números, la secuencia de los pasos y el salto, el código donde tiene que llegar la mano. No traspasar los bordes.
Pero la diferencia de saltar mal o bien, de arrancar mal o bien un espacio al aire es más complejo que un libro de instrucciones y normas. El movimiento, la separación de los brazos, los dedos girando, batiendo espumas, la inclinación de los hombros, las rodillas, el giro, la cadera inclinada, los dedos pisando y dejando de pisar. El espacio que vamos dejando en cada momento para ocupar uno nuevo.
La experiencia de saltar. Ese vértigo de viento. Salir despedidos por un no o por un sí.
Cada casilla saltada a la que ya no volveremos y de volver no volveremos igual. La oportunidad. La discreción y la levedad con la que se mueven los niños y con la que no se mueven ya ciertos cuerpos cansados. Los errores de la experiencia también. La pérdida de la inocencia. Acabar más o menos o estrellarse o convertirnos en invencibles. Perdedores o no, pero invencibles.
Y saltar, saltar, saltar.


Artemio Rulán. Cuaderno negro.


orígenes (I): hogar



tu costado herido de luz y niebla.
(En el corazón de casa. Tan lejos, tan cerca)

Suelo volver. Ya no tengo dedos para contar las veces que he vuelto.
Los días consisten en ir dejando o recogiendo trozos del pecho por allí donde pasamos.
Esos escenarios y personas que nos transitan y transitamos. Imperfectos, imperfectas.
El débito final será llegar. Llegar así, imperfecto pero con la sorpresa intacta.
Este es uno de los mejores lugares del mundo para sentarse y contar los nudos en el pecho.
Tendrías que haber subido aquí conmigo.
No sería Estambul o el parquecito ese que frecuentas ahora. Pero casi. Más. Mucho mejor.

16 nov 2008

Habría que ser aún más simple

Laura lee "Il faudrait être encore plus simple" (Habría que ser aún más simple) de Jean Rousselot



Habría que ser aun más simple,
Tan simple que se pudiera entrar
En la simplicidad del viento,
Del sol polvoriento,
De la ropa que palpita sobre la cuerda sin quejarse.
No hay desesperanza en el mundo,
Ni esperanza.
No hay más que la simplicidad del viento,
Del sol,
De la ropa,
De la cuerda;
No hay más que la simplicidad del agua,
Sus estrías de parturienta;
No hay más que el agua,
La piedra,
La simple necesidad de quemar y morir.
Habría que poder entrar sin estremecerse
En las cosas,
Como las cosas
Entran en las cosas.
¿Por qué esta revulsion de nuestro corazón?
¿Por qué este eterno enervamiento de nuestros nervios?

El pensamiento no construye nada. El sentimiento nos agota.
Apretamos los dientes y sangramos
Sin parir.
Tamborileamos sobre las cosas
Como una lluvia en que cada gota
Tuviese miedo de hacerse daño
Somos los pequeños electrizados del mundo.
No entramos.

Texto en francés

sólo quedan 4 días




Y la disminución de sensación térmica aconseja meterse en el cine ininterrumpidamente del 20 al 29 de noviembre....

El objeto más deseado del año: Programa de Mano 2008 (pdf)
El juego de la oca o cómo hacer coincidir todos los deseos: Calendario de proyecciones 2008 (pdf)

14 nov 2008

despedidas



entrega de llaves del OFF*AMPLE (30.10.2008) o los ritos y las despedidas o cómo hacer pocitos en el suelo para susurrar nombres y adioses.

angel gonzalez

dato biográfico




me basta así




canción de invierno

12 nov 2008

Nowhere/Now/Here (I) NB: STUDIO London's Kerning Map, 1996

09.10.2008-20.04.2009 en LABoral. Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón)


NB: STUDIO London's Kerning Map, 1996


La Sociedad Internacional de Diseñadores Tipográficos encargó a NB: Studio la realización de una pieza para la exposición titulada My City, My London. La muestra alababa el lugar que ocupa el diseño gráfico en la cultura visual contemporánea, y su intención era explorar la tipografía del mundo visual londinense. Para crear la pieza, NB: Studio se basó en la distribución y el estilo específico del callejero de Londres (diseñado y producido en 1936) y en cómo las palabras y las letras se encajan y ajustan al tamaño de las calles y carreteras. Para hacer resaltar esta tipografía única (y para mostrar hasta qué punto las palabras y los nombres representaban la complejidad del entramado de las calles de Londres), eliminaron toda la información no tipográfica. El resultado es un mapa esquelético de las calles de Londres, un reflejo tipográfico de cómo encajamos en una ciudad.


Catálogo de la exposición (pdf)

11 nov 2008

nos invaden los rusos

parece que la vas a romper
es curiosa la belleza que tienen los coches cuando alinean como reses sus espejos retrovisores
subiendo cabrales aún llevaba el tacto del mar
retuerzo la barandilla y el salitre en los dedos
esta discapacidad de tacto en mis yemas
mírate dentro en vez de arrojarlo siempre a los demás
quiero un trozo de mar en la boca el día en que me vaya
un trozo de mar, de este mar
un trozo mar, de este mar dentro de la boca
ya sabes que no voy a volver, estabas en lo cierto
y el ruido de la calle, y los semáforos inconformistas
y el abrigo roto,
queriendonos lamiendonos las heridas
caminando como un yonki
con el corazón pelado de frío y de hambre
alimentandonos de letras
como voy a olvidar todo lo que hiciste por mi
al final enterramos la moleskine en el hudson
en el último viaje suicida del año hace dos semanas
dimos de beber a los peces neoyorquinos
las palabras más hermosas del año
como voy a olvidar todo tan deprisa
y así caminar cabrales, bajar hasta cuenca de nuevo,
avenida del llano y tratar de buscar lo que
queda de luz antes de regresar a zoila
y el corazón en la mano
como un ave a punto de volar al exilio



9 nov 2008

contemporáneas





El poeta Juan Manuel Roca desaconseja que nos matemos borrachos.
“Es el problema del alcohol; alguien puede suicidarse y al día siguiente no acordarse de nada”

Héctor Abad Faciolince


puede ser que la respuesta sea no preguntarse porqué
perderse por los bares donde se bebe sin sed

Fito


—En el alba —dijo el poeta— me recordé diciendo unas palabras que al principio no comprendí.
Esas palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado, quizá el que no perdona el Espíritu.
—El que ahora compartimos los dos —el Rey musitó—. El de haber conocido la Belleza, que es un don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo. Te di un espejo y una máscara de oro; he aquí el tercer regalo que será el último.

El espejo y la máscara. Jorge Luis Borges




nos encontramos en un café,
la ciudad está triste, tristísima en esta época del año. los otoños aquí son especialmente melancólicos, la luz declina, tangente sobre los cuerpos, el alma infunde cierta pereza a los brazos, esa epidemia de tristeza ya descrita, aquella serie de casos incidentes que nadie va a publicar pero que todos asentimos al leer,
en el norte no es lo mismo ver llover sobre el monte que sobre un montón de ladrillos y papeles rotos, el cemento no huele, cansa la lluvia pesada en los coches y las alcantarillas. no basta la poética del charco.
al llover se comban algunos objetos, esas medusas del aire, melancólicas, el exilio de luz, la ñoaranza de aquella rayita azul que consumíamos en julio compulsivamente, como en una recaída, para no querer marchar nunca del lado del mar
la vida es esto, me decía
nos miramos, movíamos las manos confundidos, el café, encendíamos palabras, ese ritual antiguo, apagar cigarros, aspirar, humo, los dedos de vacaciones por la mesa. nos mirábamos al borde de todo. alrededor todo, nada. tan lejos, tan cerca.
nos contamos de nuevo nuestras historias, las historias de antes, las historias de siempre, la palabra como un vértigo, un hilo tendido
sabemos que no hay respuestas, pero a veces nos gustaría que nos contestasen, me decía, asentí, que nos contestasen, que alguien pusiera un resumen claro de lo que pasa
y la noche, esa línea en la noche, tras la persiana, esa en la que no tienes a nadie aunque no duermas sola, esa línea de miedo en la que sigues oyendo, cierras los ojos sigues oyendo
y quieres preguntar o quieres hablar y las palabras ya no sirven para nada
sonrió, el pelo corto, estaba radiante, se le había difuminado el rimel por las lágrimas
mira, nadie habla, nadie siente, nadie te va a escuchar de nuevo,
vas a quedarte con preguntas que nadie te va a contestar
es duro pero mira, es así, cada uno lo maneja como puede
la vida es esto
giró sus manos
tenía una profunda herida en el dorso
me miró a los ojos

una vez también yo tenía alas y las perdí
fui expulsada,
no me arrepiento de nada,
es el precio por haber conocido la Belleza

lo sé, dije
enseñé mis manos
que vivan otros en tierra
lo sé
la vida era esto

sonreímos, tristes, dulcemente tristes,
contemporáneas



Artemio Rulán. Cuaderno Negro